“El Gobierno Nacional considera como su deber principal revivificar en la nación el espíritu de unidad y cooperación. Preservará y defenderá aquellos principios básicos por los cuales fue edificada nuestra nación. Considera la Cristiandad como la fundación de nuestra moralidad nacional, y la familia como la base de la vida nacional”. Adolf Hitler.

domingo, 23 de enero de 2011

ADMIRACIÓN ÁRABE-ISLÁMICA HACIA EL NACIONALSOCIALISMO





No fue el Muftí de Jerusalén Mohammed Amin Al-Husseini, sin embargo, el único simpatizante árabe del Tercer Reich (Alemania Nazi). La admiración árabe hacia Adolf Hitler estalló con entusiasmo en el Medio Oriente en cuanto el Führer subió al poder en (1933), tal como atestiguan los varios telegramas de felicitación enviados desde varias capitales árabes. La escena se repitió al año siguiente cuando el Partido Nazi promulgó las Leyes de Núremberg, en Alemania, (1935).



Ya en (1937) Paúl Joseph Goebbels aduló la “concientización nacional y racial” de los árabes/musulmanes notando que “en Palestina flamean banderas nazis y decoran sus casas con svásticas y retratos de Adolf Hitler”. A su vez, partidos creados a semejanza del Nacionalsocialismo (Nazismo) y Organizaciones Juveniles Pro-Germanas, así como unidades de batalla, aparecieron en el mundo árabe, notablemente en Siria, Irán, Irak, Marruecos, Túnez y Egipto. Por ejemplo, alrededor de un tercio de la “Phalange Africaine” (también conocida como la “Légion des Volontaires Francaise de Tunisie”), organizada por oficiales del “Régimen Colaboracionista Francés de Vichy” en Túnez, eran árabes.



El Mufti de Jerusalén y Presidente del Congreso Islámico Mundial Haj Mohammed Amin Al Husseini inspeccionando las armas de su Escuadrón SS Handschar.


La “Brigada Nord Africaine”, íntegramente formada por voluntarios árabes argelinos, era liderada por un ex oficial francés llamado Mohamed el-Maadi que tenía el apodo de “SS Mohamed”. En (1942), los nazis crearon el “Batallón de Entrenamiento Árabe-Germano” al que se sumaron voluntarios desde Egipto, Arabia Saudita y la Región del Levante. La “Deutsche-Arabische Legión” (también denominada Sonder Verbande 287), otro batallón, fue quizás la más famosa formación árabe en el Ejército Nazi Alemán. Además, una unidad de unos 100 árabes expertos en demolición fue creada en Túnez. Compuesta por tunecinos, marroquíes, argelinos, sirios, egipcios e iraquíes, recibió entrenamiento en Berlín, Alemania y fue posteriormente regresada a Túnez para luchar contra las tropas aliadas. Un observador militar estimó en 13000 el número de árabes que se ofrecieron a servir en el Ejército Nazi Alemán o en la Francia Colaboracionista de Vichy. Aún cuando su contribución militar pueda haber sido menor en el marco mayor de la Segunda Guerra Mundial, no deja de ser indicativo de las proclividades pro-fascistas y pro-nazis de los nativos de la región y de su disposición a asistir al esfuerzo bélico nazi alemán.




El "Mufti de Jerusalén" y Presidente del Congreso Islámico Mundial, Mohammed Amin Al Husseini, hace el saludo romano y pasa revista a la "Handschar Division", parte de las tropas nazis musulmanas.

El sentimiento pro-nazi se materializó con violencia en Bagdad, Irak en junio de (1941) cuando un Pogrom Pro-Nazi estalló luego del fallido golpe de estado liderado por Rashid Ali al-Khilami (con asistencia del mufti) en el que casi 180 judíos fueron asesinados y cerca de 1000 heridos, 242 niños quedaron huérfanos, libros de rezos judíos fueron profanados, 576 negocios pertenecientes a judíos fueron saqueados, y 991 casas judías y sinagogas fueron destruidas. Muchas de las leyes antijudías del régimen nazi fueron aplicadas en el Norte de África. Así, en Marruecos, el Pashá de Marrakesh impuso un alto impuesto a los judíos del ghetto (denominado “Mellah”). El Pashá de Salé emitió un edito que prohibía a los judíos contratar a musulmanes. En Beni-Mellal, el Gobernador Musulmán Local y el Controlador Civil Francés conjuntamente decretaron que cualquier europeo tenía el derecho de alojarse en las casas de propietarios judíos. El-Belag, un Periódico Árabe Argelino, propuso en diciembre de (1940) a las fuerzas ocupantes de Vichy que adoptaran medidas raciales nazis tales como la de obligar a los judíos a usar ropajes distintivos. En las zonas rurales de Túnez, los judíos debían públicamente usar una “Estrella de David” en sus ropas. Más de 100 campamentos de trabajo forzado fueron establecidos en tierras árabes por los nazis alemanes, los franceses colaboracionistas y los italianos fascistas en los que árabes sirvieron como guardias, empleados, policías, y torturadores.


El "Mufti de Jerusalén" y Presidente del Congreso Islámico Mundial, Mohammed Amin Al Husseini, hace el saludo romano y pasa revista a la "Handschar Division", parte de las tropas nazis musulmanas.

Las modalidades militares nazis fueron imitadas a tal nivel que incluso slogans nazis fueron traducidos al árabe. Una canción popular en voga en el mundo árabe a finales de la década del 30 decía así: “No más Monsieur, no más Mister. En el cielo Allah, en la tierra Adolf Hitler”.  Otra tarareaba: “Vamos, vamos, desearía estar contigo, Adolf Hitler”. Adolf Hitler, por su parte, fue “islamizado” adquiriendo la nueva apelación de “Abu Alí.” Adulación al Nacionalsocialismo (Nazismo) se esparció por el Medio Oriente como un encanto hechizante. Entre los varios simpatizantes del Nacionalsocialismo (Nazismo) en la región se encontraban Ahmad Shukairi (Primer Titular de la “OLP”), Gamal Abdel Nasser, Anwar Sadat (ambos posteriormente presidentes egipcios), líderes fundamentalistas islámicos, y los fundadores del Panárabismo Socialista Ba´th, actualmente en el poder en Siria y hasta el año (2003) en Irak. 


 El "Mufti de Jerusalén" y Presidente del Congreso Islámico Mundial, Mohammed Amin Al Husseini, hace el saludo romano y pasa revista a la "Handschar Division", parte de las tropas nazis musulmanas.

Uno de los líderes bat´histas, por ejemplo, describió así este hecho: “Éramos racistas, admirando el nazismo, leyendo sus libros y las fuentes de su pensamiento. Fuimos los primeros en pensar en traducir Mein Kampf. Quien haya vivido en este período en Damasco apreciaría la inclinación del pueblo árabe hacia el nazismo, dado que el nazismo era el poder que podía actuar como su campeón”.



Ahmad Shukairi relató de esta forma en sus memorias cuál era el ánimo en la calle árabe por aquellos años: “Las noticias sobre victorias alemanas en Europa llenó nuestros corazones con gran esperanza. Yo solía sentarme frente al mapa, lapicera en mano, oyendo los comunicados militares de la Radio Berlín, regocijándome sobre los triunfos alemanes. He celebrado el nuevo año, (1942), con las noticias de grandes victorias del Eje en Europa y Norte de África. No hemos hablado de otra cosa sino de Erwin Rommel, y esperando el arribo de su ejército victorioso a Egipto y Palestina”.



Antun Saada, el fundador de un Partido Fascista en Siria, se enorgullecía en llamarse “Fuhrer de la Nación Siria”. La plataforma de su partido aducía que los sirios eran “una raza distinta y naturalmente superior”. El Doctor Maruf al-Dawalibi, descrito por un oficial de las SS (Schuzstaffel, Escuadrón de Protección) como “nuestro hombre de confianza” fue Primer Ministro en Siria en (1950). El futuro Rey Khaled de Arabia Saudita cenó con Adolf Hitler la noche de la capitulación de Checoslovaquia, oportunidad en la que brindó en honor del evento. A principios de la década del 40, el Príncipe de Egipto, Mansour Daoud, se unió a las SS (Schuzstaffel, Escuadrón de Protección). El General Aziz Alí al-Masri, del “Partido Nazi Egipcio”, formó y lideró una red de espionaje que operaba para la inteligencia alemana. Cuando el ejército alemán tomó posiciones próximas a Alejandría en (1942), slogans pro-nazis fueron pintados en las paredes mientras que estudiantes egipcios cantaban en las calles “¡Adelante Erwin Rommel!”. El mismo año, el escritor popular egipcio Abbas Mahmud al-Aqqad armaba coplas con los nombres de Adolf Hitler, Napoleón y Mahoma, aludiendo a ellos como genios militares. Algunos árabes se habían unido tan fielmente a los nazis que terminaron escapando con ellos ante el avance aliado en África del Norte. Entre otros, Rashid Driss, líder de la “Jeunesse Musulmane”, una “Agrupación Juvenil Musulmana Pro-Nazi”; Hamadi Boujemaa, un comerciante fuertemente ligado a las autoridades de ocupación nazis que halló refugio en Suiza; y el Gobernador Provincial de Gabes así como el Magistrado Local. 



Líderes y personalidades árabes-musulmanes han expresado públicamente su admiración por Adolf Hitler, aún luego de su muerte. Por ejemplo, en septiembre de (1953) circuló el rumor por el mundo árabe de que el líder nazi estaba vivo, escondido en Brasil. El Semanario del Cairo “Al-Musawwar” preguntó a varias figuras públicas egipcias qué le escribirían a Adolf Hitler, si las noticias resultaran verdaderas. Entre quienes respondieron figuraba Anwar Sadat, quién en una carta abierta publicada el (18 de septiembre de 1953), se dirigió en estos términos hacia el Führer (para entonces los horrores del infierno nazi eran bien conocidos): “Estimado Adolf Hitler: Lo bendigo con todo mi corazón. El mismo hecho de haberse convertido en inmortal en Alemania es suficiente motivo de orgullo. Y nosotros no nos sorprenderemos en verlo nuevamente en Alemania, o a un nuevo Adolf Hitler en su lugar”. Al visitar Jerusalén en (1977), Anwar Sadat vistió una corbata cuyo motivo de diseño consistía en pequeñas cruces svásticas. Esta adulación por Adolf Hitler no menguó con el correr del tiempo. En la Revista Francesa “Les Temps Modernes” (“Los Tiempos Modernos”) escribió en (1965) un comentarista marroquí al respecto: “Un mito hitleriano es cultivado a nivel popular. La masacre de los judíos por Adolf Hitler es alabada. Incluso se cree que Adolf Hitler no está muerto. Su arribo es esperado”.



Karl Gustav Sauberzwig, Oficial Alemán de la Waffen SS y Comandante de la 13ª División de Montaña SS Handschar o 13te Waffen-Gebirgs-Division der SS Handschar (1ª Croata y Bosnia) saluda al Mufti de Jerusalén y Presidente del Congreso Islámico Mundial Haj Mohammed Amin Al Husseini durante su visita a Bosnia.


En (1973) un destacado escritor egipcio, Anis Mansour, defendió la política de exterminación de Adolf Hitler sobre la base de que los judíos “están interesados en destruir todo el mundo” y lamentó la inconclusa tarea del Fuhrer: “¡Ojalá hubiera terminado!”. Este sentimiento popular aún no ha desaparecido. A mediados de (2001), un columnista del Diario Al-Akhbar (esponsoreado por el Gobierno Egipcio) escribió estas líneas: “Gracias a Adolf Hitler, de bendita memoria, quién en nombre de los palestinos, vengó por adelantado, contra los criminales más viles en la tierra. Aunque tenemos una queja contra él dado que su venganza contra ellos no fue suficiente”.



Dos meses más tarde, el sindicato de prensa egipcio premió a este columnista con su más alta distinción. Y cuando el Premio Nobel de Literatura Gunter Grass confesó en agosto del año pasado haber sido miembro de la Waffen SS en su juventud, “un número de intelectuales árabes se apresuraron a exteriorizar su apoyo” al laureado escritor, según el historiador Fawwaz Traboulsi. Por su parte, la “Organización para la Liberación de Palestina” (OLP) ha tenido fuertes vínculos con agrupaciones neo-nazis, tales como el grupo “Cuerpos Libres de Adolf Hitler” liderado por el neonazi Udo Albrecht, la “Acción Germana” de Manfred Roeder, “Deportes de Guerra” de Karl Heinz Hoffman, “Acción Socialista Nacional” de Michael Kuhnen, y el “V.S.B.D.”, todos los que recibieron entrenamiento en campamentos terroristas de la “OLP” en el Medio Oriente. Además, la organización palestina gozaba de los servicios de otras varias figuras estelares del mundo neo-nazi, tales como Johann Schuller (un ex oficial nazi que le vendió armas y reclutó instructores militares para la “OLP” en Roma, Italia); Jean Tireault (Secretario de la Agrupación “La Nation Europpeenne” y Coordinador de Actividades Terroristas en Bruselas, se convirtió en Asesor de la “OLP”); Francois Arnoud (uno de los Fundadores del Partido Neo-nazi Suizo y Presidente del Banco Comercial Árabe en Ginebra, pasó a ser el Banquero de la “OLP” en Europa); y Karl van der Put (un neo-nazi belga activo en reclutar voluntarios para la “OLP”).




 Las simpatías filo-nazis del “Movimiento Nacional Palestino” de antaño se manifestaron una vez más con la conformación de la “Autoridad Palestina” (AP) en los años noventa. Durante la graduación de policías de la Autoridad Palestina en Jericó, en agosto de (1995), los graduados tomaron juramento de lealtad con los brazos extendidos en saludo nazi. Tan aceptada es la figura de Adolf Hitler que (además de ser Mein Kampf best-seller en los territorios autónomos palestinos) Fawzi Salim al-Mahdi, un Oficial de “Fuerza 17” (la “Guardia Presidencial” del ahora difunto Yasser Arafat), conocido como “Abu Hitler”, nombró a sus hijos Adolf Eichmann y Adolf Hitler. No es esto excepcional, en casi todas las facciones de la “OLP” activistas palestinos han adoptado “Adolf Hitler” y “Erwin Rommel” como nombres de guerra. Por su parte, Yasir Arafat (se recordará, pariente de Haj Amín al-Husseini) ha hecho referencias públicas a la estima y orgullo que sentía por éste. “La OLP”, declaró Yasir Arafat en (1985), “continúa el sendero marcado por el Mufti”. Por último, mientras que prácticamente todo el mundo occidental estalló indignado y protestó, a principios del año (2000), ante el Gobierno Austriaco por la inclusión del nacionalista Joerg Haider en la coalición (a partir de su pasado de simpatías nazis), Yasir Arafat le envió una carta de felicitación. Luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, oficiales nazis cómodamente encontraron refugio en el mundo árabe. Egipto recibió a Alois Moser y Oskar Dirwanger, responsables por el asesinato de cientos de miles de judíos ucranianos (Oskar Dirwanger se convirtió en guardaespaldas del Presidente Gamal Abdel Nasser); a Leopold Gleim, Jefe de la GESTAPO en Polonia; a Hans Eichler, sirvió en Buchenwald; y a Heinrich Willerman, un médico que experimentó con humanos en Dachau. Entre los criminales de guerra que hallaron refugio en Siria se encontraron Alois Brunner, quién envió a la muerte a 150.000 judíos y supervisó el transporte de 340 huérfanos judíos a Aushwitz en (1944); Franz Rademacher, Jefe del Departamento de la Cancillería Alemana que lidiaba con los judíos; y Otto Ernst Remer, Gobernador Militar de Berlín. Estos y otros cientos de nazis fueron empleados por los egipcios y los sirios para el desarrollo de su industria misilística y aérea, así como para asistir a la policía secreta en propaganda anti-judía. En otras palabras, estos nazis desde países árabes pudieron continuar su inconclusa guerra contra el pueblo judío. Asimismo, la captura en la Argentina y el juicio en Israel de Adolf Eichmann a comienzos de los años sesenta despertaron olas de apasionamiento en todo el mundo árabe. Las expresiones públicas en la prensa condenaron a Israel por el acto y elogiaron a Adolf Eichmann por su gesta.

En tanto que varios criminales de guerra nazis han sido bien recibidos en el Medio Oriente Árabe/Musulmán, también lo han sido los negadores del Holocausto Nazi. El escritor francés converso al Islam Roger Geraudy fue tratado como un héroe durante su gira por el mundo árabe/musulmán en (1996). En El Líbano fue recibido por el Primer Ministro, en Siria por el Vicepresidente y otros varios ministros. Dictó conferencias, fue entrevistado por la prensa local y participó en encuentros con figuras del mundo literario. En Egipto y Jordania no fue recibido oficialmente pero despertó cálidos elogios en círculos intelectuales. La “Unión de Artistas Árabes” (auspiciada por el Gobierno Egipcio) lo nombró “miembro honorario”; el primero desde que la misma fue fundada más de 20 años atrás. El Principal Editor del Periódico Oficial Al-Ahram le confirió un premio periodístico por el “aire fresco” que contribuyó al “debate” sobre el Holocausto Nazi. Roger Geraudy incluso fue invitado a escribir una serie de 10 artículos para un Semanario Árabe publicado en Londres por el servicio en árabe de la BBC.

El juicio de Roger Geraudy en (1998) en Francia (donde tal como en muchos países occidentales, la negación del Holocausto Nazi es considerada una “Ofensa Criminal”) generó intensas reacciones en el mundo árabe. En Gaza, Palestina se organizó una manifestación en muestra de solidaridad con Roger Geraudy en la que participaron el Ministro de Comunicaciones de la AP, Imad Falouji, y el Secretario General del Gabinete Palestino, Ahmed Aadel-Rahman. Además, el libro del negador francés fue publicado en el website oficial de la “Autoridad Palestina”. Mientras que los defensores del revisionista francés en occidente basaron sus argumentos sobre la base del derecho a la libertad de expresión, sus simpatizantes árabes, tal como observó un comentarista en Al-Hayat, evidenciaron poco interés en la libertad de expresión; más bien, fueron sus ideas lo que defendieron. En el año (2002), el Gobierno Libio otorgó a Roger Geraudy el oximorónico “Premio Muammar Qaddafi a los Derechos Humanos”. El caso de Roger Geraudy lejos está de ser excepcional. Otro negador, Wolfgang Frolich, encontró refugio en la embajada iraní en Viena luego de haber sido juzgado por las cortes austríacas en mayo de (2000). El suizo Jurgen Graf huyó a Teherán, Irán en noviembre de (2000) luego de que sus apelaciones a una sentencia de (1998) por incitación al odio racial fueron rechazadas. Además, notables figuras del movimiento revisionista, tales como Mark Weber y Ernst Zundel, habitualmente han encontrado una plataforma para la difusión de sus doctrinas en la radio iraní.

En mayo de (2001) en Ammán, en agosto de (2002) en Abu Dhabi, y en diciembre de (2006) en Teherán y El Cairo, conferencias internacionales negacionistas han sido celebradas; la primera bajo auspicios de la asociación de escritores jordanos, la segunda organizada por un centro de investigación de la “Liga Árabe”, la tercera por iniciativa del Gobierno de Irán, y la cuarta convocada por el “Partido Socialista Árabe de Egipto”. Incluso la “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas de Intolerancia” llevada a cabo por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Durban, Sudáfrica, en septiembre de (2001), fue prácticamente copada y completamente politizada por Estados Árabes-Musulmanes, los cuales en el marco de sus tradicionales actividades antisionistas y antijudías incorporaron variantes minimizadoras y relativizadoras del Holocausto Nazi en la agenda del evento. (Julián Schvindlerman, Escritor y Analista Político de la posición del mundo árabe-musulmán sobre el Holocausto Nazi. Magíster en Ciencias Sociales de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel. Autor del libro “Tierras por Paz, Tierras por Guerra”).



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